22 junio, 2010

Las Catedrales y sus misterios

Entre los siglos XI y XIV, en poco más de 250 años, Francia asistió a la construcción de 80 catedrales y más de 500 grandes iglesias. Algo muy similar ocurrió, aunque en menor medida, en otros países europeos, como Inglaterra, Alemania o España.

Semejante afán constructor ha estado siempre rodeado de un halo de misterio y, especialmente en las últimas décadas, multitud de trabajos han pretendido ver en estos prodigios del saber y la fe de la Edad Media, y en la aparición supuestamente repentina del estilo gótico, una demostración física y palpable del conocimiento esotérico de templarios o alquimistas. Sin embargo, buena parte de esta bibliografía dedicada a analizar el supuesto hermetismo de los templos medievales –y más especialmente de las catedrales góticas– suele contener numerosos errores. Entre ellos, uno de los más repetidos asegura que buena parte de las catedrales góticas, así como la creación de este estilo arquitectónico, tienen su origen en los caballeros templarios.

En realidad, si a alguien debemos el surgimiento del gótico es a Suger, abad de Saint-Denis, y es seguro que los célebres caballeros poco tuvieron que ver con la edificación de estos hermosos e impresionantes templos. ¿Significa esto que dichas creaciones medievales carecen de enigmas? Más bien el contrario. Ciertamente, los constructores medievales, auténticos creadores de estos complejos y sorprendentes «rascacielos», insuflaron en sus obras toda una serie de conocimientos y mensajes que podemos calificar de esotéricos sin que, por otra parte, ello implique que tales ideas resultasen heréticas o contrarias a las doctrinas de la Iglesia. Desde la concepción del edificio en un plano, pasando por su orientación o el trazado de su planta, todos y cada uno de los elementos de una catedral o una iglesia eran planteados cuidadosamente siguiendo unos esquemas cargados de simbolismo y de un conocimiento que en buena medida se había heredado de la antigüedad.


LA ESCUELA PITAGÓRICA

La principal herramienta constructiva de los maestros de obra medievales era la geometría, una disciplina que todo constructor tenía la obligación de dominar a la perfección. Con la única ayuda de figuras geométricas simples, como el círculo, el cuadrado y el triángulo, los constructores eran capaces de crear las plantas y los alzados más complejos y hermosos. Sin embargo, y a pesar del dominio que mostraban en esta disciplina, la base de dicho conocimiento no era un logro propio, si no que procedía de la más remota antigüedad, aunque fue la Escuela Pitagórica la que se hizo más célebre por aplicar dicho saber. La secta creada por este sabio de Samos en el siglo VI a.C. fundamentaba todas sus enseñanzas en la importancia del número como medida de todas las cosas. Pitágoras y sus seguidores no veían los números –y las figuras geométricas que se derivaban de ellos– como simples cifras, sino que les atribuían un valor simbólico y místico. Así, entre los números considerados «divinos» por los pitagóricos –hay otros, pero estos son los más destacados– está el 10, cuyo resultado se obtiene sumando los cuatro primeros números enteros: 1, 2, 3 y 4. Esta cifra, la Década, era representada por ellos mediante una figura geométrica llamada tetracktys, un triángulo equilátero formado por una base de cuatro puntos, que según iba ascendiendo tenía uno menos, hasta llegar a la cúspide, con uno solo.




LA LEY DEL SECRETO

Pero además de estos conocimientos, la secta fundada por este sabio griego poseía algunas características que más tarde se repetirían en las logias de constructores medievales. La Escuela Pitagórica poseía una estructura o separación jerárquica entre sus alumnos, quienes eran divididos en matemáticos –quienes ya habían sido iniciados en los secretos de la escuela– y acusmáticos, los aprendices que todavía esperaban su iniciación y que hasta entonces recibían enseñanzas simples, siempre tras una cortina que les impedía ver al maestro, a quien se limitaban a escuchar de viva voz. Una jerarquización similar existía en las logias de constructores medievales, quienes se dividían en aprendices, oficiales y maestros. Por otra parte, entre los pitagóricos existía una «ley de secreto», que les impedía revelar los conocimientos aprendidos a los no iniciados. Si alguien quebrantaba esta ley, era considerado un hereje de forma inmediata, y repudiado e ignorado por todos.

Esta misma «regla de silencio» la encontramos entre los constructores medievales, como evidencian algunos documentos que se conservan. Los Estatutos de Ratisbona, de 1459, son explícitos en este sentido: «Ningún trabajador, ni maestro, ni jornalero enseñará a nadie, se llame como se llame, que no sea miembro de nuestro oficio y que nunca haya hecho trabajos de albañil, cómo extraer el alzado de la planta de un edificio». Se establecía así una obligación de secreto que obligaba al aprendiz que había sido iniciado en el grado de oficial a no revelar los nuevos conocimientos adquiridos. Al igual que sucedía con los pitagóricos y su pentagrama, entre los constructores medievales existían también signos y señas de reconocimiento, que no podían ser reveladas, y que eran recibidas al completar el aprendizaje. Entre estos símbolos se encontraban los famosos compases, escuadras, plomadas y niveles, que siglos más tarde serían adoptados por la masonería especulativa.


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LA CIENCIA DE LA VIDA. Dr. Deepak Chopra

Deepak Chopra basa su sistema de curación en la medicina Ayurvédica. El Ayurveda, que se originó en la India hace más de 4 mil años, significa en sánscrito " la ciencia de la vida " .

Esta medicina hace referencia a una visión integral del ser humano, donde el cuerpo y la mente están estrechamente relacionados y se influencian mutuamente.

El cuerpo se moldea a partir de la conciencia, ya que ésta tiene un potencial enorme para producir cambios en el organismo, como curar enfermedades y retardar el envejecimiento.


Nuestro sistema actual de vida está regido por la gran ilusión de la materia: creemos que ésta, es lo único que existe y que la conciencia es un subproducto de ella. Pero esa concepción está basada en una interpretación sensorial, y está claro que nuestros sentidos físicos no nos permiten percibir la verdadera naturaleza de la realidad. Pensamos que es sólida y estática, cuando en verdad está en permanente cambio.

Esto también es válido para el cuerpo humano, que experimenta un cambio permanente. En menos de un año, se reemplaza el 98% de los átomos del cuerpo, la piel se renueva cada cinco meses, el esqueleto cambia cada tres meses e incluso el ADN, que es donde se inserta nuestro código genético, se reemplaza cada seis semanas: Uno parece ser el mismo por fuera; sin embargo, es como si se cambiaran continuamente los ladrillos del edificio .
Pero no debemos confundir el instrumento con el usuario del instrumento.

El cuerpo cambia y se renueva, no es el mismo y, sin embargo, mantiene su identidad, ya que la base de su existencia está más allá de la materia y pertenece al dominio quántico, donde no hay materia, sino sólo inteligencia que organiza la información y es capaz de identificarse y comunicarse con el resto del Universo. La mente, que es el movimiento de la conciencia -o alma-, utiliza energía electromagnética para crear el cuerpo.

Ciertamente, no es posible retroceder la edad cronológica, pero sí es posible revertir el proceso de envejecimiento. Esto significa actuar sobre la edad psicológica (cómo nos sentimos y cómo ejercemos la edad cronológica) y sobre los
15 marcadores biológicos de ésta: presión sanguínea, tasa metabólica, densidad ósea, regulación de la temperatura, contenido de grasa, capacidad aeróbica, nivel de colesterol, masa muscular, fuerza muscular, niveles de hormonas sexuales, tolerancia al azúcar, sistema auditivo, visión, inmunidad y estado de la piel.

Investigaciones científicas que se han venido realizando desde hace ya más de 30 años, a partir de la década del 70, han descubierto que cada uno de esos marcadores puede revertirse hasta 15 años. Al igual que en el universo, todo es reciclable en el ser humano: las moléculas y células del cuerpo, las emociones y los pensamientos. El cambio de uno de los marcadores biológicos de la edad produce el cambio de todo el resto de ellos, pero cuando todos éstos cambian a la vez ¡el cambio ya es exponencial!

Chopra explica que existen diversas técnicas para modificar los marcadores biológicos. Para esto, hay que actuar a nivel del cuerpo físico (conexión, energía o materia, prana o ki en otras tradiciones); del cuerpo sutil (mente, intelecto, ego, ideas, emociones, conceptos, personalidad, auto imagen, etc.) y del cuerpo causal (genera causas y hace que se creen los otros cuerpos, aquí se ubican el alma y el espíritu). Así, desde el cuerpo físico hasta el causal, vamos del tiempo a la eternidad.
Uno de los mejores métodos para conservarse joven y vital es la práctica regular de la meditación, que permite que los niveles hormonales se mantengan altos y no decaigan. La meditación permite conectarse con la fuente primordial de energía del universo -Dios- y realizar algo tan importante como retornar a la memoria del Amor, que es propia del ser humano.


El contacto directo con lo sagrado -por ejemplo, a través de la meditación o la comunión con la naturaleza- proporciona la experiencia máxima de Amor. Se irradia como luz y plenitud, que transforman el cuerpo y las emociones y, por tanto, el mundo que nos rodea.

Diez consejos para retardar el envejecimiento:
1. Cambio de la percepción: Pasar de una visión materialista del universo a una visión integral y espiritual de la vida y la materia.
2. Tiempo: Dejar de vivir preocupados por el mañana o de vivir de los recuerdos y aprender a estar presente y vivir del ahora.
3. Sueño: La mala calidad de sueño acelera el envejecimiento. Lo que importa no es la cantidad, sino la calidad del sueño. La medicina ayurvédica aconseja acostarse sobre las 10:00 de la noche. Estas dos horas antes de la medianoche tienen un efecto reparador mucho mayor que las 6 horas siguientes. Es bueno dormir unas 8 horas y no excederse, si no se obtiene el efecto contrario, debilita.
4. Vigila tu alimentación: De acuerdo con el Ayurveda, el cuerpo se siente satisfecho y en equilibrio cuando tiene acceso a los seis sabores básicos (astringente, dulce, amargo, salado, agrio y picante). Los alimentos deben ser lo más frescos y naturales posibles, porque así aportan mayor cantidad de prana o energía. Además, se deben tomar suplementos nutricionales (multivitamínicos con minerales), ya que aunque tengamos una buena dieta, los necesitamos debido a la gran cantidad de toxinas y de tensiones a las que estamos expuestos diariamente. Curación Cuántica.
5. Haz deporte: El yoga, el Tai-Chi o cualquier deporte que nos mantenga activos será bueno para recuperar la relación mente-cuerpo. La mejor forma de integración de ambos es a través de la respiración consciente, que facilita el movimiento energético de lo físico a lo mental.
6. Aprovecharse de los beneficios del Sol. Mirarlo, tomar baños de Sol, etc. Contrariamente a lo que dicen las empresas que venden protectores solares el cuerpo, hay más enfermedades de la piel en países donde casi no sale el Sol.
7. Eliminar las toxinas: Se deben eliminar las drogas, el alcohol y el humo del cigarrillo, pero también las toxinas emocionales, como miedo, depresión, culpa, enojo e ira, que actúan al nivel del cuerpo sutil.
Desintoxica tu hígado, riñones y colon habitualmente
8. Amor: Dar y recibir amor estimula el sistema inmunológico. Los tres niveles en que se expresa el amor son verbal (te quiero), atencional (escuchar al otro ininterrumpidamente) y afectivo (tocar, acariciar).
9. Creatividad: Aplica tu creatividad. Pinta, escribe, cocina, canta, etc, pero expresa tu creatividad de un modo libre y natural.
10. Mantén tu mente alimentada con lecturas que te hagan crecer interiormente.Ayuda a tu Alma día a día a que se eleve de la materia con lecturas inspiradoras.

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