22 julio, 2009

Arquitectura, utopía y oportunidad.

Soy arquitecto y soy profesor. No entiendo una vocación sin la otra. La razón para ello estriba en que la disciplina de la Arquitectura que lleva 20 años siendo objeto de mis investigaciones y diseños es -precisamente- la universidad. La educación es un hecho espacial. He reiterado esta convicción en numerosas ocasiones, insistiendo en que la calidad de la universidad está íntimamente ligada a la del espacio físico. Por tanto, la formación integral del ser humano [misión última de las instituciones de enseñanza superior] necesita inexorablemente un entorno edificado, de manera que los espacios habitables se erijan en anfitriones privilegiados.
Esta conexión umbilical entre universidad y Arquitectura puede constatarse desde su génesis institucional en la Edad Media hasta hoy: el claustro [germen de los espacios universitarios], la Civitas Dei alcalaína, los colegios universitarios, las estructuras compactas [como el Archiginnasio de Bolonia, la magistral obra barroca borrominiana de Sant?Ivo alla Sapienza o el Palacio de los Bo, entre otras Domus Sapientiae], los complejos pabellonarios decimonónicos, el campus norteamericano, la arquitectura de las vanguardias del siglo XX, el modelo en retícula ortogonal de la Universidad Libre de Berlín o las recientes tendencias que apuestan por el retorno al corazón urbano.
Al hilo de lo expuesto, ¿qué relación existe entre el Espacio Europeo de Educación Superior y la Arquitectura?
Una respuesta preliminar: si el EEES tiene entre sus objetivos la transformación innovadora de los modelos de aprendizaje, deberán simultáneamente revisarse los espacios arquitectónicos que los alberguen; es decir, la Arquitectura saldrá reforzada del proceso de Bolonia, arrastrada por su espíritu renovador. La cuestión puede enfocarse en sentido inverso, adquiriendo mayor contundencia: es precisamente la Arquitectura un factor desencadenador de la metamorfosis universitaria. Un espacio físico de calidad fomenta el contacto humano, propiciando el seguimiento personalizado del aprendizaje y activando lugares alternativos a la lección magistral. Defiendo el EEES porque implica reinventar la Arquitectura del Saber.
No todo lo que acarreará Bolonia me parece plausible. Si me limito a mi estricta condición de arquitecto, me preocupa el futuro de la docencia de esta fascinante disciplina artístico-técnica, en cuanto a planes de estudio y cuantificación crediticia de la carrera. Una empresa académica de la envergadura del EEES no puede estar exenta de inconvenientes para determinadas áreas de conocimiento o sectores de la sociedad.
Quisiera añadir en este punto un comentario circunstancial, pero oportuno. Escribo desde la ciudad de Ni [Serbia], en cuya universidad acabo de impartir un seminario sobre Urbanismo y Arquitectura del Campus. El evento ha sido organizado por entidades locales [SITON], contando con el decisivo apoyo de LEDIB [Local Economic Development in the Balcans]. Este organismo, vinculado al Gobierno de Dinamarca, está colaborando extraordinariamente en la recuperación económica y social de esta región, incluyendo el fomento de la integración internacional de los estudiantes. Durante las jornadas del seminario, constaté el entusiasmo de los alumnos hacia los ejemplos de excelencia de campus que pude exponerles, puesto que su universidad afronta una profunda transformación urbanística. Y me ha cautivado la ilusión de esos estudiantes por entrar en el EEES. Invito a una serena reflexión.
Retomando la consideración de las facetas provechosas del EEES, y sin abandonar mi condición de arquitecto, hay algo más que quisiera exponer, no tanto desde una aproximación científica [no me otorgo esa capacidad], sino intuitiva. Mi dedicación a la investigación y diseño de espacios universitarios data de 1989. En mi itinerario profesional he tenido la fortuna de visitar más de 400 campus, reflejando las impresiones que me causaron mediante varios libros y artículos, y volcando lo aprendido en diferentes proyectos y planes directores de universidades, que he gestionado con todo tipo de administraciones y organismos. Pues bien, debo reconocer que nunca he percibido tanto interés y sensibilidad para con la Arquitectura del Saber como ahora, en plena coyuntura de ingreso en el EEES. Y no creo que se deba a la casualidad.
Soy consciente de las dificultades intrínsecas a todo cambio; puedo comprender los inconvenientes del proceso de convergencia, aunque no dedico mi trabajo a los infinitos pormenores académicos de la trascendente empresa que comenzará en 2010. No necesito hacerlo, sin embargo, para valorar el EEES desde la constatación de sus principales virtudes: por un lado, forzará un replanteamiento de la Arquitectura hacia una escala cuantitativa y cualitativamente más humana; por otro, servirá como excelente pretexto para reformar las metodologías docentes y sus espacios asociados. Desde la primera vez que pude enunciarlo [en el diseño para el campus de Villamayor de la Universidad de Salamanca, 2005], he defendido y difundido firmemente el concepto de -campus didáctico- como fórmula para afrontar el necesario salto de calidad de las Universidades. Y he escrito también que el -campus didáctico- debe sopesarse como propuesta integral formativa, más allá del EEES. Sin embargo, estimo justo reconocer que el proceso de Bolonia constituye un excelente detonador para cristalizar dicha idea, reforzando su estrategia de implantación.
En España no abunda la cultura de la planificación, y menos la investigación en materia de renovación de fórmulas de aprendizaje que se acompañen de arquitecturas concebidas a tal fin. Ahora, parece resucitar una nueva versión [aunque aplicada a lo educativo] de las propuestas que los urbanistas utópicos nos dejaron durante la época de las grandes esperanzas de mediados del siglo XIX; unas propuestas discutidas que, sin embargo, tuvieron trascendencia internacional. El EEES no responde a esos credos, pero a algunos nos interesa aprovechar la oportunidad que nos brinda para defender que de una vez por todas se ponga a la Universidad en el centro del debate social, del que lleva demasiado tiempo ausente. Es tiempo de utopías de la educación, pero esas utopías tienen que revestirse de Arquitectura.

Pablo Campos Calvo-Sotelo
doctor en Arquitectura y
profesor de la Universidad CEU San Pablo.
elpais.com

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LA CIENCIA DE LA VIDA. Dr. Deepak Chopra

Deepak Chopra basa su sistema de curación en la medicina Ayurvédica. El Ayurveda, que se originó en la India hace más de 4 mil años, significa en sánscrito " la ciencia de la vida " .

Esta medicina hace referencia a una visión integral del ser humano, donde el cuerpo y la mente están estrechamente relacionados y se influencian mutuamente.

El cuerpo se moldea a partir de la conciencia, ya que ésta tiene un potencial enorme para producir cambios en el organismo, como curar enfermedades y retardar el envejecimiento.


Nuestro sistema actual de vida está regido por la gran ilusión de la materia: creemos que ésta, es lo único que existe y que la conciencia es un subproducto de ella. Pero esa concepción está basada en una interpretación sensorial, y está claro que nuestros sentidos físicos no nos permiten percibir la verdadera naturaleza de la realidad. Pensamos que es sólida y estática, cuando en verdad está en permanente cambio.

Esto también es válido para el cuerpo humano, que experimenta un cambio permanente. En menos de un año, se reemplaza el 98% de los átomos del cuerpo, la piel se renueva cada cinco meses, el esqueleto cambia cada tres meses e incluso el ADN, que es donde se inserta nuestro código genético, se reemplaza cada seis semanas: Uno parece ser el mismo por fuera; sin embargo, es como si se cambiaran continuamente los ladrillos del edificio .
Pero no debemos confundir el instrumento con el usuario del instrumento.

El cuerpo cambia y se renueva, no es el mismo y, sin embargo, mantiene su identidad, ya que la base de su existencia está más allá de la materia y pertenece al dominio quántico, donde no hay materia, sino sólo inteligencia que organiza la información y es capaz de identificarse y comunicarse con el resto del Universo. La mente, que es el movimiento de la conciencia -o alma-, utiliza energía electromagnética para crear el cuerpo.

Ciertamente, no es posible retroceder la edad cronológica, pero sí es posible revertir el proceso de envejecimiento. Esto significa actuar sobre la edad psicológica (cómo nos sentimos y cómo ejercemos la edad cronológica) y sobre los
15 marcadores biológicos de ésta: presión sanguínea, tasa metabólica, densidad ósea, regulación de la temperatura, contenido de grasa, capacidad aeróbica, nivel de colesterol, masa muscular, fuerza muscular, niveles de hormonas sexuales, tolerancia al azúcar, sistema auditivo, visión, inmunidad y estado de la piel.

Investigaciones científicas que se han venido realizando desde hace ya más de 30 años, a partir de la década del 70, han descubierto que cada uno de esos marcadores puede revertirse hasta 15 años. Al igual que en el universo, todo es reciclable en el ser humano: las moléculas y células del cuerpo, las emociones y los pensamientos. El cambio de uno de los marcadores biológicos de la edad produce el cambio de todo el resto de ellos, pero cuando todos éstos cambian a la vez ¡el cambio ya es exponencial!

Chopra explica que existen diversas técnicas para modificar los marcadores biológicos. Para esto, hay que actuar a nivel del cuerpo físico (conexión, energía o materia, prana o ki en otras tradiciones); del cuerpo sutil (mente, intelecto, ego, ideas, emociones, conceptos, personalidad, auto imagen, etc.) y del cuerpo causal (genera causas y hace que se creen los otros cuerpos, aquí se ubican el alma y el espíritu). Así, desde el cuerpo físico hasta el causal, vamos del tiempo a la eternidad.
Uno de los mejores métodos para conservarse joven y vital es la práctica regular de la meditación, que permite que los niveles hormonales se mantengan altos y no decaigan. La meditación permite conectarse con la fuente primordial de energía del universo -Dios- y realizar algo tan importante como retornar a la memoria del Amor, que es propia del ser humano.


El contacto directo con lo sagrado -por ejemplo, a través de la meditación o la comunión con la naturaleza- proporciona la experiencia máxima de Amor. Se irradia como luz y plenitud, que transforman el cuerpo y las emociones y, por tanto, el mundo que nos rodea.

Diez consejos para retardar el envejecimiento:
1. Cambio de la percepción: Pasar de una visión materialista del universo a una visión integral y espiritual de la vida y la materia.
2. Tiempo: Dejar de vivir preocupados por el mañana o de vivir de los recuerdos y aprender a estar presente y vivir del ahora.
3. Sueño: La mala calidad de sueño acelera el envejecimiento. Lo que importa no es la cantidad, sino la calidad del sueño. La medicina ayurvédica aconseja acostarse sobre las 10:00 de la noche. Estas dos horas antes de la medianoche tienen un efecto reparador mucho mayor que las 6 horas siguientes. Es bueno dormir unas 8 horas y no excederse, si no se obtiene el efecto contrario, debilita.
4. Vigila tu alimentación: De acuerdo con el Ayurveda, el cuerpo se siente satisfecho y en equilibrio cuando tiene acceso a los seis sabores básicos (astringente, dulce, amargo, salado, agrio y picante). Los alimentos deben ser lo más frescos y naturales posibles, porque así aportan mayor cantidad de prana o energía. Además, se deben tomar suplementos nutricionales (multivitamínicos con minerales), ya que aunque tengamos una buena dieta, los necesitamos debido a la gran cantidad de toxinas y de tensiones a las que estamos expuestos diariamente. Curación Cuántica.
5. Haz deporte: El yoga, el Tai-Chi o cualquier deporte que nos mantenga activos será bueno para recuperar la relación mente-cuerpo. La mejor forma de integración de ambos es a través de la respiración consciente, que facilita el movimiento energético de lo físico a lo mental.
6. Aprovecharse de los beneficios del Sol. Mirarlo, tomar baños de Sol, etc. Contrariamente a lo que dicen las empresas que venden protectores solares el cuerpo, hay más enfermedades de la piel en países donde casi no sale el Sol.
7. Eliminar las toxinas: Se deben eliminar las drogas, el alcohol y el humo del cigarrillo, pero también las toxinas emocionales, como miedo, depresión, culpa, enojo e ira, que actúan al nivel del cuerpo sutil.
Desintoxica tu hígado, riñones y colon habitualmente
8. Amor: Dar y recibir amor estimula el sistema inmunológico. Los tres niveles en que se expresa el amor son verbal (te quiero), atencional (escuchar al otro ininterrumpidamente) y afectivo (tocar, acariciar).
9. Creatividad: Aplica tu creatividad. Pinta, escribe, cocina, canta, etc, pero expresa tu creatividad de un modo libre y natural.
10. Mantén tu mente alimentada con lecturas que te hagan crecer interiormente.Ayuda a tu Alma día a día a que se eleve de la materia con lecturas inspiradoras.

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