La figura más importante de la arquitectura colombiana murió a los 78 años. Ganó cuatro veces el Premio Nacional.
Sus obras marcadas por la imaginación social, la forma rigurosa, los materiales táctiles, la sensibilidad hacia la tierra y el tratamiento poético de la luz, el espacio y el agua.. se quedarán en la memoria colectiva.
Tras una prolongada lucha contra el cáncer, el autor de obras como el Museo de Arte Moderno de Bogotá, la Casa de Huéspedes Ilustres en Cartagena y la Biblioteca Virgilio Barco falleció a los 78 años.
Fue definido como "una de las figuras mayores de la arquitectura y del urbanismo suramericanos", según destacó este año François de Mazières, presidente del Museo Cité de l'Architecture et du Patrimoine, de París.
De hecho, Salmona nació en París en 1929 aunque siempre se consideró colombiano, pues siendo niño viajó a nuestro país. Ingresó a la Universidad Nacional de Colombia, pero sus estudios de arquitectura fueron interrumpidos en 1948 por el Bogotazo.
Viajó a París, en ese año, y trabajó como ayudante del gran maestro racionalista francés Le Corbusier (seudónimo de Charles Edouard Jeanneret-Gris) por casi diez años. No obstante, Francis Rambert, director del Instituto Francés de Arquitectura, señala que después de una década de colaboración el 'discípulo' tomó claramente sus distancias con el maestro. Ávido de conocimiento, se interesó también por una experiencia constructiva y por la historia del arte en el famoso museo del Louvre.
La mayor influencia de su formación francesa fue el curso de Pierre Francastel de sociología del arte, en la Escuela Práctica de Altos Estudios, un tema que fascinó al joven colombiano. A sus treinta años de edad dejó la capital francesa y regresó a Colombia donde logró imponer su visión armónica del espacio público dentro de una arquitectura social con valores humanistas, como la Urbanización El Polo, la Fundación Cristiana de la Vivienda y el Desarrollo Urbanístico Timiza.
Con frecuencia se califica a Colombia de "país en desarrollo" -haciendo referencia con ello a que sus infraestructuras técnicas no son las más modernas-, pero esa denominación nos dice muy poco acerca de la riqueza cultural del país. Desde el principio, Salmona ha combinado un sentido moderno del lugar con una construcción híbrida de estructuras de hormigón con unos aparejos de ladrillo que necesitan mucha mano de obra; siempre ha concebido la arquitectura como un servicio a la sociedad, como un arte colectivo que puede contribuir a consolidar las instituciones al tiempo que proporciona unos espacios públicos duraderos. Las estructuras políticas existentes han hecho que no resulte fácil para la arquitectura llegar hasta los sectores más pobres de la sociedad, pero a veces algunos proyectos concretos han adoptado el carácter de prototipos en los que se han puesto a prueba las ideas generales con la esperanza de que más adelante pudiesen aplicarse de un modo más general.
Las mencionadas viviendas de las Torres del Parque, en Bogotá, fueron un proyecto clave en la búsqueda de Salmona de una respuesta más humana a los problemas de la rápida urbanización. Los edificios se funden con el contexto mediante terrazas, plataformas y escaleras de ladrillo, pero el conjunto de las torres también constituye un hito topográfico en las escalas más amplias de la ciudad y el paisaje.
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